Grazie mille Filippo Sanguinetio y Katia Cuppari, me buscaron a la estación de tren, compartieron conmigo comidas, me brindaron su maravillosa escuela y hospitalidad y me enseñaron muchas cosas para aplicar en la enseñanza del tango y me compartieron muchos secretos sobre sonido. La milonga fue muy linda y cálida, mucha buena onda y fue un gusto escuchar mis vinilos sonar en vuestro increíble sound system, volveré.